Escapada a Valencia

Por mi cumpleaños, recibí un buen regalo: un viaje a Valencia por parte de mi chico. Nada más y nada menos que cuatro días después de mi día para pasar el puente de agosto allí.

No me pudo hacer más ilusión, y así es como surge esta escapada a Valencia. Un destino, que al que tampoco había estado y es el más cercano a Madrid con playa.

Pensaba, que con el viaje de Málaga, no pisaría más playa hasta el año que viene. Así que, menuda sorpresa dos meses después otro viaje. En esta ocasión, iba con todo el plan hecho y yo sin tener que comerme la cabeza. Cosa que por mi personalidad es bastante difícil no intentar planear un poco. Solo disfrutar ¿habrá sido así? Pues te animo a que lo descubras en estos cuatro días, que dura este viaje:

Así pusimos rumbo a Valencia.

Día 15...

Inicio del puente. A penas había tráfico para ir allí. No tuvimos que madrugar mucho y nos tomamos todo con calma.

Para estos pocos días, mi chico había reservado en un hotel a 20 min de Valencia capital, concretamente en Paterna. El hotel se llama Hotel Valencia Congress.

A través de Booking, pilló una oferta de tres noches por 156 € y con el código descuento de una instagramer a través de Instagram, descontaban 25 € (que lo devuelven una vez disfrutas de la estancia) ¿no es genial, por 131 en total? y es que además, venía spa incluido en el precio.

En muchos hoteles, te lo cobran a parte y por persona. Lo cual al final no acaba mereciendo mucho la pena, si lo único que quieres es un sitio donde pasar noche, ducharte y poco más, como era nuestro caso.

La primera impresión al llegar a Paterna, fue que el hotel estaba un poco apartado, aunque eso ya lo sabíamos. Luego al entrar en la recepción, se veía todo muy limpio y con un agradable olor.

A la izquierda de la puerta principal, había una pequeña cafetería y de frente la recepción y los ascensores a las habitaciones.

El hombre de la recepción nos recibió muy amablemente, explicándonos todo y sobre todo lo del spa, que estaba incluido. Lo único, que había que pedir cita abajo y tenía que ser entre el jueves y el sábado de nuestra estancia.

Además, llegamos un poco antes y como nuestra habitación no estaba preparada, nos la cambió por otra que sí lo estaba, sin problema.

Al subir y entrar en nuestra habitación, nos sorprendimos un montón. Era una habitación, que lo primero que ves es el baño con una bañera grande a lo largo y una ducha a parte con puerta y el inodoro igual, con su puerta. Eso sí, es una habitación para tener mucha confianza con quien vas. Las puertas muestran la silueta de quien está en ambos lados. No llegan a ser transparentes, pero tampoco hay cerrojo.

Posteriormente, tras una puerta corredera pasas a la habitación. Dos camas pequeñas unidas. Desconozco si la habitación que no teníamos preparada era una cama grande de las de matrimonio. Igualmente, estuvimos a gusto.

Las vistas, no eran de las mejores. Daban a la carretera y a una gasolinera a lo lejos, justo donde aparcábamos el coche todos los días.

Dejo un vídeo de la habitación:

Tras dejar nuestras cosas en el hotel, fuimos a coger cita para el spa, pero estaba cerrado. Así que, nos fuimos a comer al Mc Donald más cercano. Justo coincidía con la promoción del monopoly y teníamos varias cosillas para canjear por comida.

Después, regresamos a cambiarnos con ropa de playa y nos fuimos a la zona de La Albufera.

Es bastante grande, y tras andar un largo sendero, dimos con el lago donde había flamencos a lo lejos. Estaba prohibido acercarse, pero me hizo especial ilusión, porque era la primera vez que los veía en libertad.

Por aquí comparto el lugar en vivo en un vídeo cortito:

Cerca de esta zona, había una playa y estuvimos pasando unas pocas horas hasta las 18:30 h que volveríamos al hotel para a las 19 h coger cita a esa hora. Ya que al ser el primer día, era mejor aprovecharlo así.

Recuerdo que al estar acostumbrada al agua fría de Málaga y Cádiz, las últimas playas donde me he bañado, pues iba con esa intención de que en Valencia sería igual. Ya ni me acordaba que en esta zona del mediterráneo el agua siempre estaba caliente. Y tan caliente, no me costó nada meterme.

Me vino recuerdos al agua de Murcia, que siempre estaba caliente y entrabas del tirón. Nos lo pasamos bien bañándonos con un poco de olas, que también las echaba de menos. Hacía bastante, desde Conil, que no me bañaba habiendo olas.

Tras terminar nuestro primer día de playa, nos fuimos al hotel y estaba abierto el spa Íbamos justos. Conseguimos pedir cita para las 19:00 h.  Quedaban apenas unos escasos minutos para entrar. Subimos arriba a dejar las cosas de playa y bajamos.

La chica, nos atendió súper bien. La única pega por poner una, es que no teníamos ni idea que para entrar a este spa es obligatorio el gorro (y sandalias). De no tener gorro, ellos te facilitan uno por 2 €. Eso fue lo único que pagamos del spa.

La chica en todo momento, nos explicó cómo funcionaba. Lo típico entre los cambios de temperatura, lo que tiene: piscina con tumbonas que dan masajes, chorros a parte también de masaje, luego otro súper chorro que cae de una ducha y va con presión, otro chorro en cascada más relajado, jacuzzi, sauna de vapor, sauna caliente, una zona con piedras para activar la circulación de los pies y por último, una zona de relax donde tomar un té o infusiones.

Esto último, me sonaba a los baños árabes. Lo único, que aquí te lo preparabas tú y podías elegir lo que quisieras. Como si quieres repetir o tomar varias cosas.

El spa estuvo genial. Pudimos probar todo entero, luego repetir donde quisiéramos. Estar solos con toda la zona de masajes, ya que la mayoría se fue antes. Para terminar estuvimos hasta las 21 h, media hora de más. Hora a la que cierran y no nos dijeron nada. Solo cinco minutos antes de las 21 h que pronto cerrarían, pero sin meter prisa.

En ese momento, estuvimos tomando el té con otra pareja y súper bien en silencio. El spa de 10.

Al terminar, subimos a la habitación y nos acercamos al paseo marítimo. Acabamos cenando en Casa Isabel. Desde ya, lo recomiendo muchísimo. Se come súper bien. Trato agradable y con vistas al mar.

Pedimos sus calamares caseros y unos chopitos, y los calamares estaban ¡buenísimos! los mejores que he probado y tenía que destacarlo. A parte, que eran bien grandes y no estaban mal de precio.

Día 16...

Este día por la mañana, fuimos a desayunar a Miaparc. Así se llama el sitio en Paterna. También tienen helados. Es más conocido por ser una heladería, pero tiene de todo. Queríamos probar por primera vez la horchata valenciana y nos decantamos por este sitio.

Tardaban en atender a la gente en la terraza, por lo que fuimos a dentro. Otro tanto de espera y es que solo había atendiendo una mujer. Al final, nos pidió disculpas por la espera y desayunamos por fin una horchata y un croissant que estaba delicioso, rellenito de nocilla.

Tras coger fuerzas, nos fuimos a la Ciudad de las artes y las ciencias. Para mí es la zona que si vas a Valencia tienes que sacarte la típica foto con toda la impresionante arquitectura por fuera, que es la que se puede ver arriba al inicio del post.

En esta zona es bastante extensa y transitada. Atravesado por los Jardines del Turia y puedes encontrar: Oceanogràfic, El Hemisfàric, Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, Palau de de les Arts Reina Sofía, El Umbracle, El Ágora y el Puentecito Assud D´or.

Las dos primeras, son de lo más conocido en Valencia, que recomiendan visitar por dentro. En mi caso, no voy hablar de lo que hay por dentro de ninguno de los lugares mencionados anteriormente, porque no estuvimos.

El que más llama, es el Oceanogràfic. Es el mayor acuario más grande toda Europa. Es para echar prácticamente la mañana y seguro que por dentro impresiona ver los diferentes ecosistemas marinos, pero como para mí no deja de ser un zoo, donde capturan animales de su habitat y los meten "presos" ahí aprovechándose de ello para sacar dinero, estudiarlos, etc, no quise ir. No sé si en algún futuro, me animaré por conocerlo por dentro. Al día de hoy, tengo que ser honesta y no fui, ni iría.

Busqué información, de que me convenciera de lo contrario para ir, a pesar de todo. Lo que encontré, es que para que muchos animales y aquí voy a destacar los delfines, hagan espectáculos, pasan un proceso de hambre, en el cual si el delfín no hace X cosa, no le dan el pescado y le pueden tener grandes tiempos sin comer bajo estrés,  y yo, no voy a ser partícipe asistiendo de apoyar eso.

De pequeños, nos hace gracia porque no entendemos nada, pero cuando tienes uso de razón, investigas, lees, te informas y no todo es tan guay como te lo pintan y más si hay animales por medio.

Con esto no quiero juzgar a nadie por asistir o decirle que no vaya. Solo que seamos conscientes, de que para que familias, hijos, o haya estudios del habitat marino hay detrás todo esto. Cada uno que sea libre de decidir si visitarlo o no.

Cerca hay un paseo de palmeras muy bonito donde se oye a los pajaritos piar. Me gustó muchísimo. También recomiendo visitarlo. En la entrada, había un cartel que ponía que se hicieron varios rodajes. Ahora mismo no recuerdo cuales.

Casi era la hora de comer y marchamos a la zona del paseo marítimo. Acabamos andando por todo el puerto y a lo lejos presenciar la playa y toda Valencia.

Los puertos siempre me han gustado. Observar los barcos y pensar como con ellos te puedes alejar de la orilla, aunque estar en una zona honda me produce un poco de inseguridad.

Hice un pequeño vídeo, todos siempre no superan los 30 segundos para poderlos subir al blog y que no se hagan tan pesados.

Tras el camino al puerto, nos habían dado un papel ver los menús para comer. Nos pareció barato y la la vuelta buscamos ese sitio, se llamaba Calypso.

Aquí decidimos probar la paella valenciana. Había varias, pero ya se dice, "si vienes a Valencia no te puedes ir sin probar su paella". Aunque yo, no me llegué a comer el plato entero.

No voy a engañar a nadie, de entrada, los ingredientes no me gustaban echados en la paella, en especial por las judías verdes y el conejo (este último no me gusta de ninguna manera). Lo probé porque lo pidió mi chico, y por salir de dudas. Aún así, me gusta más la de marisco. En este sitio, tan ajetreado, no comimos mal. De primero, pedí calamares y de segundo, comí salmón, que eso me encanta. Así que contenta para pasar el mediodía.

La tarde, la pasamos agradablemente en esa playa. Me sorprendió, que para ser Valencia en agosto y estar el agua que da gusto bañarse, no hubiera tanta gente hasta el punto de asfixiarte y te compriman el espacio. Se estaba en la gloria.

Se nos escapa el tiempo. El hotel tenía una piscina y zona de tumbonas, así que fuimos a pasar un ratito para darle uso. Tuve la suerte que cuando nos metimos ya no había nadie y es que ya empezaba a refrescar, pero pudimos "rentarla".

Así mismo, también rentamos la bañera y los productos de Rituals que pusieron en la habitación como obsequio del hotel. Se nos hizo un poco tarde y para cenar, acabamos cenando en un sitio como el de ayer, pero más caro y peor. Ya casi estaba todo cerrando.

Pero una de las cosas buenas que tiene este hotel, en la parte de la piscina por detrás, hay DJ, ponen música y da a la terraza del restaurante del propio hotel. Así que, pudimos contemplar desde lo alto y pasar unos minutos a solas.

Eso sí, cenar en el hotel es un poco más caro, pero la opción siempre está ahí. No la probamos justo por eso, pero siempre se puede aprovechar lo del DJ.

Día 17...

Tras desayunar en el mismo sitio donde la foto de arriba con un desayuno comprado en un Mercadona el día anterior, fuimos a conocer las cosas más emblemáticas de Valencia.

Nos acercamos al centro, pasamos primero por las Torres de Serranos (última foto del post), que daban la bienvenida al centro, que junto con las Torres Quart, son  los restos medievales más emblemáticos, que estuvieron delimitados por la muralla musulmana.

Lo más importante de este día y como casi todos los viajes que hago, es comprar la lotería de Navidad encargada por mi abuela. Como en Málaga todavía no tenían, tocaba hacerlo en Valencia. ¿Qué pasó? que el primer sitio de lotería estaba cerrado. Empezamos bien.

Seguimos andando y acabamos en la Plaza de la Virgen, junto a la catedral. Lugar muy concurrido y era bastante bonita.

Hacía ya bastante calor y se me hacía un poco pesado encontrar un sitio donde vendieran lotería. Cerca de aquí vimos un puestecillo donde vendían horchata natural y folcón, típicos bollos dulces de Valencia, nos dijo la mujer que los vendía. Así que, una vez dimos con una lotería (ojalá nos toque), volvimos atrás para saborear estas delicias valencianas.

La horchata estaba fresquita y buenísima. El falcón, me recordó por su sabor al donuts de azúcar, el que no lleva chocolate. En mi casa le llamamos el donuts blanco.

El rato que nos tomamos esto, observábamos a una muchacha que vendía pulseras hechas a mano. Llegó a vender unas cuantas. Eran pulseritas simples, con una cuerda y una bolita de animales, símbolos... bastante simpática era.

En esta visita andamos un montón. Por dentro vimos el Mercado Central. Mucha gente comprando y visitándolo, comercializan un montón de productos frescos entre mariscos. Su salida da a la Lonja de la Seda, esta la vimos por fuera y así un montón de lugares más como la Iglesia de San Nicolás, que no entramos porque cobraban mucho la entrada por ser visita turística, la Plaza del Ayuntamiento, que hasta la fecha es la plaza más bonita que he visto. Cuando vi el ayuntamiento, me quedé sorprendida por su arquitectura, pero es que al lado está el Edificio de Correos que no se queda atrás. Es una pasada también su arquitectura. Al principio no sabía qué era, hasta que mirándolo en el mapa caí. ¡Vaya envidia sana me dan los valencianos con estas preciosas arquitecturas!

Andando, llegamos a la Plaza de Toros y otra vez vuelta para donde teníamos el coche. Esta vez fuimos callejeando y así vimos mejor el Barrio del Carmen y las Torres Quart.

La tarde, la resumiría en una tarde salvaje. Fuimos a una playa, cuyo nombre ahora no recuerdo, pero está al lado de una playa que se podía llevar perros.

A pesar, de que sigo llevándome la impresión que la otra vez en cuando a que se podía estar sin aglomeraciones y a gusto, había oleaje. Quizás más fuerte, aun así nos metimos. Fue muy divertido, porque llevábamos un flotador grande y parecía una atracción cuando venía la ola.

La gracia terminó, cuando una fuerte ola me dio un impactó y acabé chocando con mi chico y me arrastró. Al salir a flote agarrada al flotador, el golpe fue bastante molesto y es que me había dado en la nariz y sangré un poco. Por suerte, no fue más que eso. Aunque al día siguiente, se notó un buen moratón que nadie se dio cuenta. Tranqui, ¡sobreviví! y no tengo secuelas.

Día 18...

Tras abandonar el hotel, que lo recomiendo muchísimo, fuimos de nuevo a la zona de La Ciudad de las Artes y las ciencias a sacar unas fotos, que podrás verlas en mi cuenta de Instagram y luego al puerto de Catarroja.

Como curiosidad añadiré, que ese iba a ser el punto donde nos íbamos alojar al principio antes de hacerlo en Paterna, pero el Hotel Valencia Congress era más barato y ofrecía spa, cosa que el otro no.

Aquí vimos su puerto. Hacía un calor horrible, que se te quitaban las ganas de andar.

Vi cosas que no me gustaron, como hacer tirar a un caballo atado a una rueda. No sé si le estaban probando para el tema de los carros o qué.

Después, entre tanta vuelta para ver si podíamos ir a El Soler, nos crujía las tripas y nos fuimos a comer al Centro comercial y así poner rumbo a Madrid.

Tengo la certeza, que volveré a Valencia y espero que sea algún día en fallas...

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